V
VOY CON los compañeros de la oficina a celebrar el cumpleaños del Seba. No son mis amigos, pero salimos a veces a emborracharmos. La mayoría fuma pitos, y aunque no fumo los acompaño. Solo dos de nosotros tomamos más de la cuenta. El bar nos queda cerca del trabajo. Por eso nos gusta, y porque tocan jazz.
Ebrio molesto a la joven que nos trae los tragos. Le pido el número de teléfono y me dice, con temor, que la próxima vez que venga me lo dará.
Ya no viene a nuestra mesa, ahora nos atiende un muchacho colombiano.
Secretamente la apodo la joven de los ojos tristes y escribo en mi celular: “En el mundo de la selfi y las falsas sonrisas la tristeza es lo más honesto que se puede encontrar”. Al otro día leo lo escrito. No pienso si la frase es convincente o no. El hecho de que sea tan rimbombante me marea y no puedo pensarla.